Читать книгу «Ansiada » онлайн полностью📖 — Моргана Райс — MyBook.
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CAPÍTULO TRES

Scarlet se quedó parada al final del sendero de su jardín mientras lo miraba. No lo podía creer. Allí, en la acera, a unos pocos metros, mirándola con sus intensos ojos grises, estaba el chico nuevo. Sage.

¿Qué estaba haciendo frente a su casa? ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Había estado observando su casa? ¿Iba a acercarse por el camino? ¿O simplemente pasaba?

Pero ¿pasando hacia dónde? Ella vivía en una tranquila calle suburbana, y casi nadie pasaba por allí. Por otra parte, vivía a tan sólo dos cuadras del centro y, posiblemente, él iba a alguna parte. Pero era poco probable.

Pensar que estaba había estado parado allí, mirando a su casa, o a punto de acercarse, la asustó. Por otro lado, no podía negar que estaba emocionada de verlo. Emocionada no era la palabra correcta. Era más como … paralizada. No podía apartar los ojos de él. Con su piel suave, su mandíbula pronunciada, sus pómulos salidos y la nariz, los ojos grises, las pestañas largas, nunca había conocido a nadie remotamente parecido a él. De porte tan noble, tan imponente. Parecía estar fuera de lugar, como si hubiera caído de un palacio del siglo XVI.

También notó que sentía mariposas en el estómago cuando lo miró. Y era una sensación que no deseaba tener. Después de todo, María, su mejor amiga, le había dejado en claro que estaba obsesionada con él. ¿Estaría muy mal que Scarlet se lo arrebatara? María nunca se lo perdonaría. Y ella nunca se lo perdonaría a sí misma. Además, tenía a Blake. ¿O no?

Volvió a pensar en el post de Vivian, sobre Blake que la había cortado. ¿Blake le había dicho realmente eso? ¿O Vivian se lo había inventado? De cualquier manera, estaba casi segura de que Blake se había ido de su vida para siempre.

"Um … hola," ella dijo, sin saber qué más decir. Después de todo, ni siquiera se habían presentado.

"No era mi intención asustarte", él respondió.

Le encantaba su voz. Era suave, amable y potente al mismo tiempo. Hablaba suavemente, sin embargo había algo autoritario en su tono. Podría escuchar esa voz siempre.

"Soy Sage", dijo, extendiendo una mano.

"Lo sé," dijo ella, mientras se acercaba y se la tomaba.

Tocar su piel fue electrizante. Le envió un escalofrío por su brazo, mientras sostenía su mano congelada en la cálida de él.

"Pequeña ciudad", ella añadió, a modo de explicación, pero luego se sintió avergonzada. Fue una estupidez; no debió admitir que sabía su nombre. La hacía verse desesperada.

Pero, un momento, pensó. ¿Por qué estaba pensando de esta manera? Después de todo, él era el hombre de María. ¿O no lo era?

"Tu mano está tan fría," él dijo, mientras miraba su palma.

Scarlet la retiró, sintiéndose cohibida.

"Lo siento," ella dijo, encogiéndose de hombros.

"No me has dicho tu nombre", él dijo.

"Oh, lo siento, creí que lo sabías", ella dijo, y añadió, "no es que sea famosa o popular. Es sólo que … bueno, es una pequeña ciudad, ¿sabes?"

Ella se atarantó, haciendo las cosas peor con cada frase. Le pasaba siempre que se ponía nerviosa frente a los chicos.

“Pues, mi nombre es Scarlet. Scarlet Paine.”

Él sonrió.

"Scarlet", se hizo eco.

A ella le encantó cómo sonaba su nombre en su voz.

"El color de muchas cosas. Vino, o sangre, o rosas. Por supuesto, prefiero lo último ", él añadió con una sonrisa.

Scarlet le devolvió la sonrisa. ¿Qué tipo de persona hablaba de esta manera? se preguntó. Era como si fuera de otro tiempo, de otro lugar. Se moría de ganas de  saber más de él.

"¿Qué estás haciendo aquí?", ella le preguntó, luego le pareció que había sonado  demasiado dura. "No quiero ser grosera ni nada por el estilo. Pero quiero decir, ¿qué estás haciendo frente a mi casa? "

Él se vio momentáneamente aturdido.

"Sí", dijo. “Una extraña coincidencia, ¿no? Vengo del Centro, y pensé en explorar un poco. Soy nuevo aquí y quería ver a dónde llevan estos caminos. No tenía idea de que me conducirían a ti.”

Scarlet se sintió mejor. Al menos no estaba acechando su casa o algo así.

"Bueno, no hay mucho que ver. Esta ciudad tiene sólo unas pocas cuadras en cada dirección. Unas cuadras más hacia allá, y es todo.”

Él sonrió. "Sí. Me estaba dando cuenta.”

De repente, Ruth corrió hacia él, dio un salto y le lamió la mano.

“No le saltes," Scarlet la regañó.

"Está bien", él dijo.

Él se arrodilló y acarició suavemente a Ruth, paso su mano por su melena y la rascó detrás de las orejas. Ruth se inclinó y le pasó la lengua en la mejilla. Empezó a chillar y Scarlet se dio cuenta que él le gustaba. Eso la sorprendió. Ruth siempre la estaba protegiendo, y nunca antes la había visto acercarse así a un extraño.

"¡Qué hermosa eres! ¿No es cierto, Ruth? ", él dijo.

Ruth se inclinó y lo lamió de nuevo, y él le dio un beso en la nariz.

Scarlet se quedó helada.

"¿Cómo sabías que su nombre era Ruth?"

De repente, él se puso de pie, lo habían tomado por sorpresa.

"Um … lo leí. En su collar.”

"Pero, la etiqueta está borrada", dijo. "Digo, yo apenas puedo leerla."

Él se encogió de hombros y sonrió.

"Siempre me dicen que tengo muy buena vista," dijo.

Pero Scarlet no estaba convencida. La etiqueta estaba tan borrada que apenas podía leerse, y no lograba entender cómo había podido leerla. Eso la asustó. ¿Cómo sabía su nombre?

Sin embargo, se sentía cómoda de estar cerca de él. Y considerando cómo se sentía, le gustaba estar acompañada. No quería que se fuera. Pero al mismo tiempo, pensó en María, y cómo se enojaría si llegaba a pasar por ahí y la veía junto a él. Se pondría muy celosa. Probablemente la odiaría toda la vida.

“Eres todo un misterio aquí", dijo Scarlet. "El chico nuevo. Nadie sabe mucho sobre ti. Pero la gente se muere por saber más de ti.”

“¿Ah, sí?”, él se encogió de hombros.

Scarlet esperó que hablara, pero él no dijo nada más.

"Entonces … cómo … ¿cuál es tu historia?", ella le preguntó.

"Creo que todo el mundo tiene una, ¿no?", él preguntó.

Se volvió y miró al horizonte, como si estuviera decidiendo qué decirle.

"Supongo que la mía es aburrida", él siguió. "Mi familia … se mudó recientemente. Aquí estoy, terminando mi último año.”

"He oído que tienes … ¿una hermana?"

Una sonrisa se formó en la comisura de su boca.

“Las noticias corren rápido, ¿no?", preguntó con una sonrisa.

Scarlet se sonrojó. "Lo siento," dijo

"Sí, tengo una," él contestó, pero no agregó nada más.

"Lo siento, no fue mi intención entrometerme," ella dijo.

Él la miró, y cuando se miraron fijamente a los ojos y, por un momento, ella sintió que su mundo comenzaba a derretirse. Por primera vez en el día, todas sus preocupaciones se alejaron de de su mente. Sintió que soñaba.

Quería dejar de mirar para poner sus sentimientos bajo control, quería pensar en María y obligarse a sacar a Sage de su mente. Pero no podía. Estaba como congelada.

"Me halaga que lo hicieras”, él dijo.

Él la siguió mirando, después de un rato, añadió, "¿Quieres dar un paseo conmigo?"

Su corazón empezó a latir con fuerza. Sí quería salir a caminar con él. Lo quería más que cualquier otra cosa en el mundo. Pero, una parte de ella estaba asustada. Aún estaba conmocionada por lo que le había pasado con Blake. Todavía no confiaba en sí misma, en sus sentimientos, su cuerpo, cómo podría reaccionar. Y tenía miedo de traicionar a su mejor amiga, aun cuando María no tenía ningún derecho sobre Sage. Por encima de todo, no confiaba en sí misma. Lo que había sucedido entre ella y Blake, ese impulso para alimentarse, aún podría permanecer en ella. Por mucho que quisiera saber más, sintió la necesidad de protegerlo.

"Lo siento," dijo ella. "No puedo."

Ella vio la decepción en sus ojos mientras él asentía. "Entiendo."

De pronto, Scarlet oyó el estruendo de puertas en su casa, y el sonido sordo de voces elevándose. Eran sus padres, estaban discutiendo. Podía oírlos desde allí. Otra puerta se cerró, y ella se volvió y miró a la casa con preocupación.

"Lo siento, pero tengo que regresar adentro-", dijo, mientras se volvía para decirle adiós.

Pero cuando se volvió, estaba totalmente confundida. Sage ya no estaba allí. En  ninguna parte.

Miró a ambos lados, se volvió hacia un lado y otro de la cuadra, pero no vio nada. Era algo incomprensible. Como si hubiera desaparecido.

Se preguntó cómo pudo haberse ido tan rápidamente. Era algo imposible.

Se preguntó hacia dónde habría ido, y si podría alcanzarlo. Porque ahora sentía la imperiosa necesidad de estar con él, de hablar con él. Se dio cuenta que había cometido el error más estúpido de su vida al decir que no. Ahora que él se había ido, cada parte de ella lo añoraba. Había sido una tonta. Se odiaba a sí misma.

¿Había perdido su oportunidad para siempre?

CAPÍTULO CUATRO

Aún sacudida por su encuentro con Sage, Scarlet entró a su casa perdida en su propio mundo.

Al escuchar de cerca a sus padres discutir, intempestivamente salió de su ensimismamiento. No lo podía creer. En toda su vida, nunca los había visto discutir y ahora era lo único que hacían; sintió una punzada de culpa, preguntándose si era por ella. No podía evitar sentir la sensación de que algo malo había comenzado en su vida, algo que no la dejaría, e iría en aumento día con día. Y no podía dejar de sentir que todo era su culpa.

“Estás llevando todo esto demasiado lejos," Caleb le gritó a Caitlin detrás de la puerta cerrada. "En serio. ¿Qué te pasa? "

"¿Qué te pasa a ti?" Caitlin replicó. "Siempre estuviste de mi lado, siempre me apoyabas en todo. Ahora, es como si estuvieras en la más completa negación.”

“¿Negación?", él espetó.

Scarlet no podía soportarlo más. Como si su día no hubiera sido lo suficientemente malo, tener que escuchar esto la ponía con los pelos de punta. Sólo quería que dejaran de discutir. Que su vida volviera a la normalidad.

Dio unos pasos y abrió la puerta de la sala de comedor, esperando que su presencia los detuviera.

Ambos se detuvieron a la mitad de la discusión, se dieron vuelta y la miraron, como si fueran ciervos sorprendidos por los faros de un auto.

"¿Dónde estabas?" su papá le preguntó.

Scarlet se sorprendió: nunca antes su padre le había gritado, y nunca había utilizado ese tono. Su rostro todavía estaba rojo de discutir, y apenas podía reconocerlo.

“¿Qué estás diciendo?", ella dijo a la defensiva. "Estaba afuera, con Ruth."

“¿Desde hace una hora?"

"¿Qué dices?", ella dijo, preguntándose. “Estuve afuera sólo por unos minutos."

"No, no fue así. Subí y miré en tu habitación, entonces te vi salir a la calle, y eso fue hace una hora. ¿A dónde fuiste? ", insistió mientras caminaba alrededor de la mesa hacia ella. "¿No me mientas."

Scarlet sentía como si él hubiera perdido totalmente la razón. No sólo su madre se estaba volviendo loca, su padre también. Sintió que su mundo se estaba derrumbando.

"No sé de qué estás hablando", le espetó mientras elevaba la voz. Pero ella estaba empezando a preguntarse si había perdido la noción del tiempo. Si algo le estaba pasando. Si ella había ido de nuevo a alguna parte, y no lo recordaba. La idea le aceleró el corazón, mientras empezaba a asustarse en su interior. "No estoy mintiendo. Y no me gusta que me estés acusando."

"¿Tienes alguna idea de lo preocupados que estábamos por ti? Estaba a punto de llamar de nuevo a la policía.”

“¡Lo siento!" ella gritó. “¡Yo no hice nada!"

Estaba temblando por dentro y estaba a punto de enfurecerse, no podía soportarlo ni un segundo más. Se dio vuelta y salió de la habitación mientras rompía a llorar. Subió corriendo las escaleras.

Ya había soportado lo suficiente con sus padres. Era demasiado. Ahora, ni siquiera su papá la entendía. Y él siempre, en toda su vida, había estado de su lado, en todo.

“¡Scarlet, vuelve aquí!", él gritó.

"¡NO!", ella le gritó de nuevo, su cara empapada por sus lágrimas.

Escucho los pasos de su papá siguiéndola por las escaleras, y se apuró. Corrió por el pasillo a su habitación y cerró la puerta detrás de ella.

Un momento después, su padre golpeaba la puerta con el puño.

"Scarlet. Abre la puerta. Lo siento. Quiero hablar contigo. Por Favor. Lo siento.”

Pero Scarlet apagó las luces y se metió en la cama, acurrucándose. Se quedó allí sentada, llorando y llorando.

"¡Vete!" gritó.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, oyó los pasos de su padre  alejarse.

Era demasiado temprano para dormirse, y Scarlet se sentía demasiado aturdida para hacer alguna otra cosa. Después de un largo rato, tomó el teléfono. Había muchos mensajes -su página de Facebook volaba con nuevos mensajes y publicaciones. La hacían sentir peor, y lo apagó.

Después de un largo rato, se acostó de lado y se puso a mirar por la ventana a los árboles, a todos los diferentes colores que brillaban con las últimas luces del día. Varias hojas caían de los árboles dando vueltas hacia el suelo.

La abrumaba la tristeza. Blake no quería estar con ella; Vivian había puesto a toda la escuela en su contra; sus amigas no la entendían; sus padres no confiaban en ella; y no sabía lo que le estaba pasando a su cuerpo. Y, sobre todo, había perdido su oportunidad de hablar con Sage. Todo le había salido muy mal. Y no podía dejar de recordar ese momento con Blake, junto al río. No podía dejar de pensar en lo que le estaba sucediendo. ¿Quién era ella en realidad?

Agarró su diario y su pluma favorita, se inclinó y comenzó a escribir.

No entiendo lo que está pasando en mi vida. Todo es surrealista. Acabo de conocer al chico más increíble Sage. No quiero admitirlo, porque a María le gusta, pero no puedo dejar de pensar en él. Siento que lo conozco de alguna manera. Apenas hablamos, sin embargo, sentí una gran conexión con él. Aún más que con Blake.

Pero se fue muy rápido, y estúpidamente lo rechacé. Ojalá no lo hubiera hecho. Hay tantas preguntas que me muero por preguntarle. Como por ejemplo quién es. Qué está haciendo aquí. Y por qué estaba frente a mi casa. Dijo que estaba caminando por aquí, pero no lo creo. Creo que me estaba buscando.

Ya no sé quiénes son mis padres. Todos los días, todo está cambiando muchísimo. Tampoco sé quién soy. Es como si todo el mundo que conocí una vez, el mundo que me era tan familiar y seguro se ha ido, hubiera sido reemplazado por otro. Y siento que mañana, todo va cambiar de nuevo.

Le temo a mañana. ¿Será que todo el mundo me odia? ¿Blake va a ignorarme? ¿Veré a Sage?

No puedo ni imaginar lo que pasará mañana.

*

Scarlet abrió los ojos, la había despertado un timbre. Se sorprendió al darse cuenta de que ya era tarde por la mañana, el sol inundaba su dormitorio. Se había quedado dormida con la ropa puesta sobre las cubiertas. Agarró su reloj y lo dio vuelta hacia ella: 08:30. Su corazón se agitó con pánico. Estaba llegando tarde a la escuela.

El timbre sonó de nuevo, y Scarlet se levantó de un salto. Dada la hora que era, supuso que sus padres ya habían salido a trabajar, así que tenía que abrir la puerta. ¿Quién podría ser tan temprano en la mañana?

Tuvo la tentación de ignorarlo, y simplemente darse prisa y prepararse para la escuela, pero el timbre volvió a sonar.

Ruth ladró y ladró y finalmente, Scarlet la dejó salir y la siguió por las escaleras, por la sala de estar hacia la puerta.

Ruth se paró frente a la puerta ladrando como una loca.

“¡Ruth!"

Finalmente Ruth se calmó mientras Scarlet se acercaba a la puerta. Lentamente, la  abrió.

Su corazón se detuvo.

Allí, mirándola, estaba Sage. Sostenía una rosa negra con las dos manos.

“Discúlpame por pasar de esta manera", dijo. "Pero sabía que estarías en tu casa."

"¿Cómo?", ella le preguntó, estaba totalmente confundida.

Él le devolvió la mirada.

"¿Puedo entrar?", le preguntó.

"Um …" comenzó Scarlet.

Una parte de ella quería desesperadamente invitarlo a pasar, pero otra parte estaba asustada. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Por qué le llevaba una rosa negra?

Pero, de nuevo, no podía echarlo.

"Claro", dijo. "Pasa."

Sage sonrió con gusto mientras cruzaba el umbral.

Pero para el asombro de Scarlet, de repente Sage se hundió en el piso. Se hundía más y más, como si fueran arenas movedizas, y levantaba una mano, llamándola.

“¡Scarlet!" Chilló. “¡Ayúdame!"

Scarlet se agachó y agarró su mano, tratando de jalar su mano. Pero ella también se fue por el agujero, con la cara hacia adelante. Ella gritó a más no poder, mientras volaba a toda velocidad hacia las entrañas de la tierra.

Scarlet se despertó gritando. Miró alrededor de su habitación, su corazón latía con fuerza. Los primeros rayos del día entraban por su ventana. Miró a su reloj. 06:15.

Se había quedado dormida con la ropa puesta. Respiró con fuerza cuando se dio cuenta que todo había sido sólo un sueño.

El corazón le latía con fuerza. Lo había sentido muy real.

Se levantó, se dirigió a su cuarto de baño y se echó agua fría en la cara varias veces, tratando de despertarse. Sin embargo, cuando se miró en el espejo, sus temores se agravaron: su reflejo. Era diferente. Ella estaba allí, pero su reflejo era translúcido, como si fuera un fantasma. Como si se estuviera desvaneciendo. Al principio pensó que la luz le estaba jugando una mala pasada. Pero al encender la luz, el reflejo seguía igual.

Estaba tan asustada que tenía ganas de llorar. No sabía qué hacer. Necesitaba alg que la conectara a tierra. Alguien con quien hablar. Alguien que le dijera que no estaba mal. Que no se estaba volviendo loca. Que no estaba cambiando. Que era la misma Scarlet de siempre.

Por alguna razón, Scarlet pensó en lo que le había sugerido su mamá, el sacerdote. Ahora, sentía que lo necesitaba. Tal vez podría ayudarla a sentirse mejor.

Salió al pasillo y vio a su madre caminar por el pasillo, vistiéndose para ir al trabajo.

"¿Mamá?", la llamó.

Caitlin se detuvo y se dio vuelta, se veía sorprendida.

"Oh, cariño, no sabía que te habías despertado tan temprano", dijo. “¿Estás bien?"

Scarlet asintió, sentía que iba a llorar; caminó por el pasillo y le dio un abrazo a su madre.

Su madre la abrazó con fuerza y la meció, Scarlet se sintió bien de estar en sus brazos.

"Te extraño cariño", dijo su mamá. "Y te quiero mucho."

"Yo también te quiero", dijo Scarlet sobre su hombro, y comenzó a llorar.

"¿Qué pasa?", le preguntó su madre, mientras la apartaba para observarla.

Scarlet se limpió una lágrima del ojo.

"¿Te acuerdas de lo que me propusiste el otro día? ¿De ver al sacerdote? "

Ella asintió.

"Me gustaría ir. ¿Podemos ir juntas? ¿Hoy después de la escuela?”

Su madre sonrió con alivio.

"Por supuesto, cariño."

Le dio otro abrazo. "Te quiero. Nunca lo olvides.”

"Yo también te quiero, mamá.”