Como pasando adelante Jorge Espira con su gente dieron en vna poblazon que por su fortaleza llamaron Salsillas; y de çierta notiçia que tubieron de vn gran rrio, que presumieron ser el Marañon.
No paso el Governador con su gente por las tierras y poblazones que en suma y algo escuramente rreferi en el capitulo antes deste, tan pacificamente que no le matasen y descalabrasen y hiriesen algunos soldados, de suerte que le fue necesario detenerse algunos dias adelante de donde yntento entrar en el Nuebo Rreyno, hasta tanto que sus enfermos tuviesen mejoria, y convaleçieron de tal manera que avnque trabajosamente estuvieron para caminar, y pasando adelante con su largo y trabajoso descubrimiento, con sobra de buena esperança, porque algunos yndios que se abian tomado por las provinçias por do abian pasado, astuta y malvadamente a fin de echar los españoles de sus tierras, y conoçiendo en alguna manera, avnque barbaros y de rrusticos yngenios, la pretension de los españoles, que era aber muchas rriquezas de oro y plata, de lo qual, avnque aquellos barbaros careçian, no dexaban de tener algun conocimiento de muy lexos, espeçialmente que el Governador les mostraba algunas pieças que destos metales llevaba, y asi casi todos los yndios pareçia que por abiso del demonio, estaban tan conformes que vno de otro no discrepaba en dar muy buena rrelaçion y notiçia al governador Jorge Espira de que adelante por la derrota que yva hallaria tanta abundançia de aquellos preçiosisimos87 metales que cargarian muy muchos caballos dellos en llegando, y con esto, añadian calidades de gentes vestidas de mucha grabedad y magestad que lo poseian, y con otros falsos colores que a sus platicas daban, henchian los animos de los soldados de vna tan buena y loca esperança, que çiegos y llenos de codiçia, pasaban por muy yntolerables trabaxos, y no estimando los que delante se les ofrecian, ni escarmentando, como suelen decir, en cabeça agena, pues cada dia vian desminuir y apocar el numero de la gente de su conpañia con miserables muertes que rrecebian, vnos de hanbre, otros de cansados y trabajados, otros comidos y despedaçados de brabos tigeres, y otros de diferentes generos de enfermedades que les daba, mas vsando de sus ynbençibles animos, avnque temerariamente, siempre proseguian adelante con su descubrimiento y jornada; y asi dieron de rrepente y sin pensarlo, casi desaperçebidos de comidas, en vna tierra algo aspera y quebraxosa, en parte montuosa y en partes rrasa, de muy rrara poblazon y esteril de comidas, donde se tomaron algunos yndios, los quales, siendo ynterrogados por sus faravtes, dieron notiçia que çerca de alli, sobre la mano izquierda, estaba vn pueblo grande, bien proveydo de mantenimientos y de otras cosas.
El Governador, con codiçia de ber y saber lo que era, si por ventura fuese el prinçipio de la notiçia que de atras traya, hizo asentar su canpo en la parte mas alta que le pareçio, y embiando vna buena conpañia de soldados, de los mas dispuestos para ello, les dio naturales que los guiasen por buen camino, los quales, apartandose algunas jornadas de la demas gente, llegaron a vn cerro y poblado de crecidas montañas y arcabucos, lo alto y cumbre del qual era rraso y llano, y en el estaba vn lugar ó pueblo de hasta cien casas o buhios grandes, el qual demas de la fortificaçion conque la naturaleza lo abia dotado, artifiçialmente, por yndustria de los yndios y moradores de aquel pueblo, tenia hecho vn palenque de gruesos troncos de palma, muy espinosos y puyosos, apretados y abraçados vnos con otros, de mediana altura. Junto con esto y alrrededor del mesmo palenque, tenia hechas muy hondas cabas, dentro de las quales estavan hincadas muy largas y altas puyas, las puntas para arriba, y cubiertas estas cabas muy sutilmente con muy delgadas varas y tierra ençima, y sobre la tierra de las cabas sembradas algunas yervas para mas disimulaçion, que ninguno que no lo obiera bisto pudiera presumir que alli obiese aquellos hoyos, ni que gente de tan rrusticos yngenios como son aquellos yndios tubiesen capaçidad para ynventar semejante manera de fueça y custodia para su pueblo y personas.
Llegados nuestros españoles, como se a dicho, a bista deste pueblo y palenque, luego que fueron juntos determinaron de arremeter y asaltallo, porque la çerca no era muy alta, y como de tropel se fuesen llegando sin mirar por do yvan, vno de los de la conpañia, llamado Migel Lorenço, antiçipose de los demas quiriendose nombrar y ganar honrra; mas como no mirase donde ponia los pies, fue engañado con el artifiçio e yngenio de aquellos barbaros, y cayo dentro de vn hoyo de aquellos, y como los demas viesen que el conpañero no pareçia, presumiendo el engaño que en la tierra abia, se rrepararon y fueron llegando atentadamente hasta donde el soldado se abia sumergido y hallandolo bivo, porque cayo casi de lado entre las puyas y estacas del hoyo, no abia rreçebido lision ninguna, y echandole çiertas varas largas en que se asiese, lo sacaron con toda presteza del hoyo, sin que los yndios tubiesen lugar de tomar las armas y ofendellos, pero avnque quando acudieron estaba ya fuera el español, ellos començaron, desde lo alto del palenque a arrojar ynomerable cantidad de flecheria, y muchas lanças y dardos, con que hizieron rretirar a los españoles, y los arredraron del palenque, hiriendoles algunos soldados, y sin rreçebir ellos daño alguno quedaron vitoriosos, porque avnque los nuestros, aquel propio dia y otro despues, diversas vezes, procuraron con buenos ardides asaltar el palenque, fueron sienpre rrebatidos de los de dentro, sin poder hazer ningun daño en ellos; y considerando quan fortaleçido estaba aquel pueblo, y que si perseveraban en querello tomar su ostinaçion seria de ningun efeto, y asi tenida por temeraria y loca, acordaron dexar aquel pueblo con su vitoria, al qual por pareçelles con aquella manera de fortificaçion ynespunable para las armas que tenian con que arruynallo, le pusieron por nombre Salsillas, casi en memoria de la ynespunable fuerça de Salsas, que en Cataluña esta.
Solamente obieron deste pueblo vna yndia con vna criatura de hasta siete v ocho años, con la qual por presa de su trabaxo se bolbieron a donde abia quedado su Governador alojado, sin llevar otro rrecurso ni proveymiento de comida88, que fue harto desconsuelo para todos. El Governador tomo la yndia y con sus ynterpretes procuro ynquirir y saber de ella si se hallaria por alli çerca comida alguna, la qual le rrespondio que çiertas jornadas de alli abia mucha abundancia de mayz y de otras cosas de comer, pero que abian de yr por vnas çienegas y manglares, tierra muy mala y de perberso camino, y despues abian de llegar a vn rrio muy cavdaloso, por el qual abian de yr en canoas a donde la comida estaba. La neçesidad que de ella abia hizo que al Governador no le pareçiese nada dificultoso este camino para sus soldados. Luego mando aperçibir los que les pareçio, y dandoles por cavdillo vno de aquellos capitanes y a la yndia para que los guiase, les mando que fuesen a traer el bastimento que pudiesen, y que llevasen atada y con todo rrecaudo aquella yndia que abian de llevar o llevaban por guia, la qual si se les yva seria en baño su trabajo, y pondrian la gente en rriesgo de pereçer de hanbre.
A este rrio de que esta yndia dio notiçia, algunos en aquel tiempo quisieron afirmar que era el rrio Marañon, y no es de marabillar que lo tratasen, pues entonçes no abia la claridad que del y de otros muchos rrios muy cavdalosos agora ay; y mas lo çierto es que este rrio, que no es el Marañon por donde baxo Orellana del Piru, y despues la gente de Aguirre, porque desde este paraje hasta las provinçias de donde se bolvio perdido este governador Jorge Espiro, ay muy grande ynstancia89 de tierra, y se pasan otros muchos rrios cavdalosos, que avnque todos se juntasen no llegarian a hazer vn rrio que con alguna similitud pudiese ser conparado con el Marañon. Demas desto, sin lo que este Governador camino prolongando la sierra y cordillera que sobre mano derecha llevaba, sin encontrar rrio que con su grandeza le ynpidiese el pasaje, como el Marañon lo hiziera, casi por el mesmo camino caminaron despues otros capitanes con numero de gentes, como fueron Hernan Perez de Quesada, hermano del Adelantado del Nuebo Rreyno, que prolongando la cordillera fue a salir a las espaldas de Pasto, segun en su Istoria se dize; y despues del andubo Felipe de Vtre, que salio de la governaçion de Venençuela, y despues Don Pedro de Silva, que salio del Nuebo Rreyno; y con aber, como he dicho, mas claridad y pasado mas adelante deste paraje de Jorge Espira, jamas ninguno se afirmo aber visto el rrio Marañon para afirmarse en ello, mas de devisar desde lexos grandes aguas que presumian ser el.
E querido dar aqui esta claridad y rrelaçion sobre este caso, porque ninguno debe tener por çierta la opinion que algunos quieren sustentar de que de90 los Governadores y Capitanes que de Venençuela y de Cobaagua salieron antiguamente a descubrir, obo algunos que llegaron a las rriberas del rrio Marañon, tambien porque lo dicho es materia conveniente a lo que en el capitulo siguiente tengo de tratar, y para mas conprovaçion de mi opinion que es la que en el apuntare.
En el qual se escrive çierta notiçia que vna yndia dio a Jorge Espira de que abia españoles perdidos cerca de donde estaba alojado, y como de aqui naçio la opinion de la gente perdida de Ordaz y lo del Dorado.
El cavdillo quel governador Jorge Espira enbiava a buscar comida, tomo la yndia que para guya91 le abia dado, y pretendiendo guardalla desde luego con cuydado, atole vna cabuya o soga al pescueço por prision, que es vna cosa muy vsada entre gentes de jornadas quando asi van en descubrimientos. A los yndios que las van sirviendo y les llevan sus cargas y comidas les ponen esta manera de prision, para que demas del trabajo que llevan en yr cargados y fuera de sus casas y naturalezas, vayan sujetos a vna perpetua servidumbre.
Viendose, pues, esta pobre yndia enlazada por el pescueço, començo a quexarse de la crueldad y tirania que con ella vsaban estos españoles y a dezir que a ella la abian tenido sujeta otros españoles, pero que no lo abian hecho tan seberamente con ella ni la abian puesto aquella manera de prision, antes despues de aberse servido libremente de ella el tienpo que les pareçio, le abian dexado y enbiado con todo contento a su casa. Y como el faravte o ynterprete diese notiçia desto que la yndia abia dicho, cavsoles grande admiraçion y los hizo estar perplexos, considerando que pudiese ser aquello, pues hasta entonçes nvnca por aquella via abia pasado ninguna gente de ninguna parte a descubrir, antes ellos eran los primeros descubridores de aquellas tierras.
Y con esta confusion, el Governador llamo a la yndia y le torno a rrepreguntar lo que abia dicho, la qual, por el faravte o ynterprete, rrespondio que çiertos honbres de la suerte y manera de los que alli estaban, abian subido por el rrio arriba por donde ella los queria llevar, y llegados aquel pueblo del palenque, que los españoles llamaron Salsillas, se bolvieron, y que avnque en aquella sazon la prendieron aquellos españoles, sin hazelle daño ninguno la abian sotado, por temor de los quales aquellos yndios avian fortificado en aquella forma aquel su pueblo, y que estaban diez jornadas de alli el rrio abaxo en vna tierra de muchos pueblos de yndios, donde los cristianos tenian hecho otro palenque fuerte en que se rrecogian y estaban fortificados contra las asechanzas y calunias de los yndios naturales de aquelas tierras y eran ya muy biejos, y que tenian muchos hijos ya grandes e yndias que les servian, los quales no tenian para defensa de sus personas sino solas dos espadas, y los demas vsaban las armas de la tierra, que eran arcos y flechas, y que asi mesmo no tenian caballos, que en su lengua llaman guabiares, mas que tenian perros, a quien llaman avres.
Esta rrelaçion y notiçia que esta yndia dio destos españoles mobio los animos de muchos soldados a tener voluntad de yr en demanda de aquella tierra y gente de quien les abia dado notiçia aquella barbara muger; mas al gobernador Jorge Espira no le pareçio açertado viaje dexar de seguir su descubrimiento por tierra e yr a meterse en la fortuna del agua por dicho de vna ynfiel de menos verdad que fee, y asi con buenas rrazones dio a entender a los suyos que debian de quitarse de aquel proposito, y los animos que tan balerosamente querian emplear en seguir aquella rrustica muger que por ventura pretendia metellos en donde pereçiesen, los conservasen para la notiçia que casi entre las manos llevaban, por la mucha çertidumbre que los naturales de atras les abian dado de las rriquezas de adelante.
De estos propios soldados que aqui se hallaron con Jorge Espira an querido y avn quieren afirmar que esta notiçia que con astuçia de aber libertad les dio esta yndia de aber visto y conoçer españoles en aquella tierra y estan en la parte dicha, es çierta y verdadera, y que es la gente que Don Diego de Ordax perdio viniendo al Marañon; y lo que açerca desta gente de Ordaz ay que saber yo lo tengo escrito en esta Istoria, tratando de aquella propia jornada, y los propios soldados de Ordaz que oy son bivos afirman que en el Marañon no se perdio ninguna gente de los de su conpania, sino en vnos baxos. De los que alli se perdieron en el propio batel de la nao escaparon çiertos soldados que dieron notiçia de la perdiçion y anegaçion de los demas; y como en la propia parte trate, esto de dezir que ay españoles en aquellas provinçias del Dorado o sierras del Sur, es ynbençion sembrada mañosamente, para con esta color persuadir a los governadores que consientan juntar gente para yr a buscallos; de la qual fama y dibulgaçion tubo notiçia Su Magestad en España el año de mil quinientos y çinquenta y nuebe, y embio vna çedula rreal al Avdiençia del Nuebo Rreyno de Granada para que se ynformasen de los naturales que gente españoles abia perdidos en aquellas provinçias del Sur, y avnqne diligentemente lo procuraron, no hallaron ninguna evidençia ni claridad de ello, y asi se dexo caer.
Porque es çierto que vn solo cristiano que Su Magestad entendiera que abia en aquellas partes entre yndios, es tanto el entrañable amor que a sus subditos y vasallos tenia y tiene, que sobre el libertarlo obiera puesto toda la diligençia posible. Aliende desto, como poco a dixe, el rrio Marañon esta tan desviado desta provinçia y paraje de donde voy tratando quanto atras queda declarado. Luego sigese que avnque se obiera perdido gente en el Marañon, que no podia aberse apartado tanto del, ni metidose en la tierra, por ser los descubrimientos y conquistas de aquel tienpo de tal condiçion que consumian en breve tienpo muy grandes compañias de gentes. Y esto no lo digo porque por ello pretenda deshazer la grandeza de la tierra que en aquellas del Sur ay, que llaman el Dorado, porque yo por muy çierto tengo en este caso la comun opinion y notiçia que siempre an dado los naturales, algun prinçipio de la qual vio Felipe de Utre el año de quarenta y siete, quando salio herido y casi huyendo y admirado y espantado de aquel prinçipio que vio el y los que con el yvan, que los naturales vezinos de aquella tierra y amigos suyos le vendieron por muy pequeña cosa en conparaçion de lo que adelante abia, como en su lugar mas largo lo dire, tratando de su jornada, y lo mesmo confirmo despues Don Pedro de Silba, que yendo con vnos pocos compañeros enfermos y mal adereçados, vio vn prinçipio de poblazones y gentes tan rricas y tantas que le fue neçesario sin dalles ninguna pesadumbre, bolverse por do abia entrado, de lo qual tanbien en su lugar dire como paso.
Y pues tantos testigos ay y de tanto credito, por muy çierto se puede tener la feliçidad de aquella tierra; y porque sobre todo lo dicho tocante al Dorado y a la gente de Ordas, se trata mas largo en la parte rreferida, podre çesar aqui la platica, y avn rrogar a estos señores governadores y sus soldados que se entretengan vn poco buscando que comer en estos arcabucos, en tanto que rrecorremos la salida del tiniente Fedreman del Cabo de la Vela em prosecucion de su jornada, y declaramos algo del suçeso della.
Solo me rresta aqui dezir que los soldados y capitanes de Jorge Espira se conformaron con la voluntad de su governador, y siguiendola no curaron de tratar mas en lo que la yndia dezia, con proposito de seguir su descubrimiento, como lo llevaban començado por la halda de la cordillera del Rreyno.
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